Rubén Darío

XXXVII

 
Bandera que aprisiona
el aliento de Abril,
corona
tu torre de marfil.
 
Cual princesa encantada,
eres mimada por
un hada
de rosado color.
 
Las rosas que tú pises
tu boca han de envidiar;
los lises
tu pureza estelar.
 
Carrera de Atalanta
lleva tu dicha en flor;
y canta
tu nombre un ruiseñor.
 
Y si meditabunda
sientes pena fugaz,
inunda
luz celeste tu faz.
 
Ronsard, lira de Galia,
te daría un rondel,
Italia
te brindara al pincel,
para que la corona
tuvieses, celestial
Madona,
en un lienzo inmortal.
 
Ten al laurel cariño,
hoy, cuando aspiro a que
vaya a ornar tu corpiño
mi rimado bouquet.
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