(1816 - 1879)
#EscritoresArgentinos #PremioCervantes #SigloXX #1977 #HistoriaDeLaNoche
Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora y que fue el rojo Adán y que es ah… todos los hombres y los que seremo… Ya somos en la tumba las dos fecha…
En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma del círculo) hay una mesa d...
En la antigua Confitería del Águila, en Florida a la altura de Piedad, oímos la historia. Se debatía el problema del conocimiento. Alguien invocó la tesis platónica de que ya todo lo he...
Fluye en el cielo el Rhin? ¿Hay u… universal del Rhin, un arquetipo, que invulnerable a ese otro Rhin,… dura y perdura en un eterno Ahora y es raíz de aquel Rhin, que en A…
Silenciosas batallas del ocaso en arrabales últimos, siempre antiguas derrotas de una g… albas ruinosas que nos llegan desde el fondo desierto del espaci…
Temí que en Israel acecharía con dulzura insidiosa la nostalgia que las diásporas sec… acumularon como un triste tesoro en las ciudades del infiel, en las…
Me pesan los ejércitos de Atila, las lanzas del desierto y sus bata… de Nínive, ahora polvo, las murall… y la gota del tiempo que vacila y cae en la clepsidra silenciosa
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores com...
Entra la luz y asciendo torpemente de los sueños al sueño compartido y las cosas recobran su debido y esperado lugar y en el presente converge abrumador y vasto el vago
Imposible negar la novedad (tipográfica) de esta novela. Sepa el asombrado lector que no se trata de un libro, sino de un expediente que incluye un telegrama facsimilar de la Western Un...
¿Por qué persistes, incesante espe… ¿Por qué duplicas, misterioso herm… el menor movimiento de mi mano? ¿Por qué en la sombra el súbito re… Eres el otro yo de que habla el gr…
Librada la batalla de Clontarf, en la que fue humillado el noruego, el alto rey habló con el poeta y le dijo: —Las proezas más claras pierden su lustre si no se las amoneda en palabras....
Mi destino es la lengua castellana… El bronce de Francisco de Quevedo… Pero en la lenta noche caminada, Me exaltan otras músicas más íntim… Alguna me fue dada por la sangre—
El madrejón desnudo ya sin una sed… y la luna perdida en el frío del a… y el campo muerto de hambre, pobre… El coche se hamacaba rezongando la… un galerón enfático, enorme, funer…
Nada. Sólo el cuchillo de Muraña. Sólo en la tarde gris la historia… No sé por qué en las tardes me aco… este asesino que no he visto nunca… Palermo era más bajo. El amarillo