Nicolás Guillén
¡Qué de cosas lejanas
aún tan cerca,
mas ya definitiva—
mente muertas!
 
La autoridad de voz abrupta
que cobraba un diezmo al jugador
y otro diezmo a la prostituta.
 
El senador (tan importante).
El representante.
El concejal.
El sargento de la Rural.
El sortijón con un diamante.
 
El cabaret que nunca se abrió
para la gente de color.
(Éste es un club ¿comprende?
¡Qué lástima! Si no...)
 
El gran hotel
sólo para la gente bien.
 
La crónica de sociedad
con el retrato de la niña
cuando llegó a la pubertad.
 
En los bancos,
sólo empleados blancos.
(Había excepciones: alguna vez
el que barría y el ujier.)
 
En el campo y en la ciudad,
el desalojo y el deshucio.
El juez de acuerdo con el amo.
 
Un club cubano de besibol:
Primera base: Charles Little.
Segunda base: Joe Cobb.
Catcher: Samuel Benton.
Tercera base: Bobby Hog.
Short Stop: James Wintergarden.
Pitcher: William Bot.
Files: Wilson, Baker, Panther.
Sí señor.
Y menos mal
el cargabates: Juan Guzmán.
 
En los diarios:
PALACIO. El embajador
Donkey dejó al Presidente
una Nota por
el incidente
de Mr. Long
con Felo, el estibador.
(Mr. Long sigue mejor.)
Los amigos de Chicho Chan
le ofrecerán un almuerzo
mañana, en La Tropical.
 
La vidriera,
el apuntador,
y lo peor,
sobre la acera
la enferma flor,
el triste amor
de la fletera.
 
En fin, de noche y día,
¡la policía, la policía, la policía!
De noche y de día,
¡la policía, la policía, la policía!
De noche y de día,
la policía.
 
¿No es cierto que hay muchas cosas
lejanas que aún se ven cerca,
pero que ya están definitiva–
mente muertas?
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