#EscritoresChilenos (Santiago, 1954) De Nascimento, Poemas antipoemas y
Soñé que me encontraba en un desie… Comenzaba a golpear a una mujer. Hacía un frío de los demonios; era… Hacer fuego, hacer un poco de ejer… Pero a mí me dolía la cabeza, me s…
Por qué te entregas a esa piedra Niño de ojos almendrados Con el impuro pensamiento De derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie
Francamente no sé qué decirles estamos al borde de la III Guerr… y nadie parece darse cuenta de nad… si destruyen el mundo ¿creen que yo voy a volver a crear…
El autor no responde de las molest… Aunque le pese. El lector tendrá que darse siempre… Sabelius, que además de teólogo fu… Después de haber reducido a polvo…
Juro que no recuerdo ni su nombre, Mas moriré llamándola María, No por simple capricho de poeta: Por su aspecto de plaza de provinc… ¡Tiempos aquellos!, yo un espantap…
Por aquel tiempo yo rehuía las esc… Como los enfermos del estómago que… Prefería quedarme en casa dilucida… Referentes a la reproducción de la… Con cuyo objeto me recluía en el j…
Ah, es usted señor, usted, acérquese usted mi señor. «El padre de mi Lady»? Bellaco de los quintos infiernos. No soy nada de eso mi Lord. Perdón, os lo suplico. Te atreves a mirarme ...
Atención, señoras y señores, un mo… Volved un instante la cabeza hacia… Olvidad por una noche vuestros asu… El placer y el dolor pueden aguard… Una voz se oye desde este lado de…
Cuando pasen los años, cuando pase… los años y el aire haya cavado un… entre tu alma y la mía; cuando pas… y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo un instante f…
En un rincón de la capilla El eremita se complace En el dolor de las espinas Y en el martirio de la carne. A sus pies rotos por la lluvia
Nervioso, pero sin duelo A toda la concurrencia Por la mala voz suplico Perdón y condescendencia. Con mi cara de ataúd
Se me pegó la lengua al paladar. Tengo una sed ardiente de expresió… Pero no puedo construir una frase. Ya se cumplió la maldición de mi s… Se me pegó la lengua al paladar.
Señoras y señores Ésta es nuestra última palabra. —Nuestra primera y última palabra— Los poetas bajaron del Olimpo. Para nuestros mayores
Ya no me queda nada por decir Todo lo que tenía que decir Ha sido dicho no sé cuántas veces. He preguntado no sé cuántas veces pero nadie contesta mis preguntas.
Decidme hijos hay Marx Sí padre: Marx hay Cuántos Marxes hay? Un solo Marx no +