Luis de Góngora
Suspiros tristes, lágrimas cansadas,
 que lanza el corazón, los ojos llueven,
los troncos bañan y las ramas mueven
de estas plantas a Alcides consagradas;
 
 mas del viento las fuerzas conjuradas
los suspiros desatan y remueven,
y los troncos las lágrimas se beben,
mal ellos y peor ellas derramadas.
 
Hasta en mi tierno rostro aquel tributo
que dan mis ojos, invisible mano
 de sombra o de aire me le deja enjuto,
 
porque aquel ángel fieramente humano
no crea mi dolor, y así es mi fruto
llorar sin premio y suspirar en vano.
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