Miguel Ángel Asturias

Ella lo dijo en un poema

Va pasando esta pena,
la pena de la vida,
la pena que no importa,
tú la has sentido larga,
yo la he sentido corta
y aún está distante
la tierra prometida.
A nuestro paso errante
fatal es todo empeño,
toda esperanza es muerta,
toda ilusión fallida...
Yo guardaré tu nombre,
yo velaré tu sueño,
yo esperaré contigo los primeros albores,
yo enjugaré tu llanto cuando conmigo llores,
y cuando ya no quieras que camine contigo
déjame abandonada como un grano de trigo
sobre las sementeras...
¡Déjame para siempre cuando ya no me quieras!

Una atención muy especial que puede tener un Poeta para su amada es engarzar las palabras que va atesorando de ella en un poema. Hasta un mensaje simple como por ejemplo: "Amor, no te olvides de traer el pan antes de regresar a casa" puede ser de utilidad y se va guardando en un archivo especial del corazón, palabra por palabra. Tal poema no será un simple recuento de lo que ella diga, ha de reroducir fielmente todos los detalles y sensualidad de esa voz única en el mundo. Cuando ese poema lo escribe un autor de creatividad tan singular como Miguel Ángel Asturias tenemos la certeza de que se tata de un magnífico trabajo. El escritor guatemalteco y universal conocía muy bien el oficio de las palabras. Nos hemos referido a él como escritor porque abarcó con maestría muy variados géneros de la Literatura, pero Asturias era fundamentalmente Poeta y tal vez esa sea la razón de la magia que lograba en sus páginas, a grado tal de que al leer muchos de sus cuentos y novelas, llegamos a tener la impresión mística de que estamos escuchando y entendiendo un texto en idioma maya quiché. Si era capaz de lograr tal prodigio, también podía quintaesenciar las palabras de su amada en un poema tan bello como el que tenemos la oportunidad de leer el día de hoy. En esta "pena de la vida", estar acompañado por una mujer que con sus palabras inspire un poema tan luminoso, es una verdadera bendición.

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