Ya cuando pase el tiempo en que te espero,
cuando la beatitud de tus cariños
vuelvas a darme y nos sintamos niños
ya tal vez no te quiero.
Si tardas mucho, primavera ha huido
y a tu regreso, tras las puertas juntas,
encontrarás sentado a un Viejo Olvido
con los ojos cargados de preguntas.