Aquellos espaguetis a la crema que hacíamos al terminar,
aquellos espaguetis que comíamos todavía temblando
(dejábamos el agua puesta a la candela,
con la llama bien bajita,
y quince minutos antes del final
volando tú ibas, descalza, y los echabas,
y descalza volvías volando,
pla, pla, pla... ¿te acuerdas?);
aquellos espaguetis de entonces al caer la tarde
con su olor a guayabas remotas, que el viento traía desde el bosque y el río,
si el recuerdo no miente,
si todo no fue un sueño,
aquellos espaguetis de entonces son testigos,
me confirman aquellos espaguetis,
que durante un tiempo
por aquí cruzó, pr aquí anduvo,
hizo nido por aquí la Felicidad,
disimulada entre calderos y sábanas,
y tal vez por eso
no nos dimos cuenta.
Pero, ¡qué quieres! Se entonces eran calderos y sábanas solamente,
una cama que crujía y aquellos espaguetis en el agua.