Dicen, buen Pedro, que de mí murmuras
porque tras mis orejas el cabello
en crespas ondas su caudal levanta:
diles, ¡bribón!, que mientras tú en festines,
en rubios caldos y en fragantes pomas,
entre mancebas del astuto Norte,
de tus esclavos el sudor sangriento,
torcido en oro, descuidado bebes,
pensativo, febril, pálido, grave,
mi pan rebano en solitaria mesa
pidiendo ¡oh triste! al aire sordo modo
de libertar de su infortunio al siervo
¡y de tu infamia a ti! Y en estos lances,
suéleme, Pedro, en la apretada bolsa
faltar la monedilla que reclama
con sus húmedas manos el barbero.
Alfredo Jiménez G.
8aPobre buen Pedro que en su limitada forma de contemplar el mundo, deslumbrado por el oropel de sus lujos, cree descubrir imperfecciones en su amigo sincero y ni siquiera se las dice, las comunica en voz baja a otros parroquianos. ¿Qué importan unos mechones de cabello rebeldes detrás de las orejas, un remiendo en el traje... incluso un hoyo en la suela del zapato que se deja ver por descuido del caminante? Dice el Libro Grande: "No juzgues y no serás juzgado" (en el día del Juicio). Y resulta que el buen Pedro es un explotador infame, algo peor que eso, un esclavista pobre diablo. El Poeta José Martí, íntegro como todos lo recordamos, no lo condena ¡Ruega por él para que sea liberado de su infamia! Y desde luego anhela la Libertad y la Justicia para todos. Tenemos la certeza de que el autor no escribió palabras vacías, hay el rumor (bien fundado) de que ofrendó su vida por sus ideales. Estos "Versos libres" siguen vigentes. Pervive la esclavitud, la explotación del hombre por el hombre. Tambien cunde el imperio de los "metrosexuales" presos en su idea vacua de belleza y perfección, que no perdonan ni una espinilla en la cara de un adoescente. Hay todavía muchos de " buenos Pedros" en el mundo.