Jorge Luis Borges

Un poeta oriental

 
Durante cien otoños he mirado
tu tenue disco.
Durante cien otoños he mirado
tu arco sobre las islas.
Durante cien otoños mis labios
no han sido menos silenciosos.
 

El desierto

 
El espacio sin tiempo.
La luna es del color de la arena.
Ahora, precisamente ahora,
mueren los hombres del Metauro y de Tannenberg.
 

Llueve

 
¿En qué ayer, en qué patios de Cartago,
cae también esta lluvia?
 

Asterión

 
El año me tributa mi pasto de hombres
y en la cisterna hay agua.
En mí se anudan los caminos de piedra.
¿De qué puedo quejarme?
En los atardeceres
me pesa un poco la cabeza de toro.
 

Un poeta menor

 
La meta es el olvido.
Yo he llegado antes.
 

Génesis, IV, 8

 
Fue en el primer desierto.
Dos brazos arrojaron una gran piedra.
No hubo un grito. Hubo sangre.
Hubo por vez primera la muerte.
Ya no recuerdo si fui Abel o Caín.
 

Nortumbria, 900 A.D.

 
Que antes del alba lo despojen los lobos;
la espada es el camino más corto.
 

Miguel de Cervantes

 
Crueles estrellas y propicias estrellas
presidieron la noche de mi génesis;
debo a las últimas la cárcel
en que soñé el Quijote.
 

El Oeste

 
El callejón final con su poniente.
Inauguración de la pampa.
Inauguración de la muerte.
 

Estancia El Retiro

 
El tiempo juega un ajedrez sin piezas
en el patio. El crujido de una rama
rasga la noche. Fuera la llanura
leguas de polvo y sueño desparrama.
Sombras los dos, copiamos lo que dictan
otras sombras: Heráclito y Gautama.
 

El prisionero

 
Una lima.
La primera de las pesadas puertas de hierro.
Algún día seré libre.
 

Macbeth

 
Nuestros actos prosiguen su camino,
que no conoce término.
Maté a mi rey para que Shakespeare
urdiera su tragedia.
 

Eternidades

 
La serpiente que ciñe el mar y es el mar,
el repetido remo de Jasón, la joven espada de Sigurd.
Sólo perduran en el tiempo las cosas
que no fueron del tiempo.
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