Federico García Lorca
Las gentes iban
y el otoño venía.
 
Las gentes
iban a lo verde.
Llevaban gallos
y guitarras alegres.
Por el reino
de las simientes.
El río soñaba,
corría la fuente.
¡Salta.
corazón caliente!
 
Las gentes
iban a lo verde.
El otoño venía
amarillo de estrellas,
pájaros macilentos
y ondas concéntricas.
Sobre el pecho almidonado,
la cabeza.
¡Párate,
corazón de cera!
 
Las gentes iban
y el otoño venía.
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