El hijo viejo, el hombre sin historia,
el huérfano que pudo ser el muerto,
agota en vano el caserón desierto.
(Fue de los dos y es hoy de la memoria.
Es de los dos.) Bajo la dura suerte
busca perdido el hombre doloroso
la voz que fue su voz. Lo milagroso
no sería más raro que la muerte.
Lo acosarán interminablemente
los recuerdos sagrados y triviales
que son nuestro destino, esas mortales
memorias vastas como un continente.
Dios o Tal Vez o Nadie, yo te pido
su inagotable imagen, no el olvido.
Ricardo Sergio Tramontana Rodriguez
8meBorges por siempre por siempre borges/sus palabras son y serán inagotables y hermosas