Todos los días yo soy yo. Pero ¡qué pocos días soy yo! Todos los días el cielo vive en mis ojos. Mas ¿cuándo

¿Cómo era, Dios mío, cómo era? —¡Oh corazón falaz, mente indecisa… ¿Era como el pasaje de la brisa? ¿Como la huida de la primavera? Tan leve, tan voluble, tan lijera

Veníamos los dos, cargados, de los montes: Platero, de almoraduj; yo, de lirios amarillos. Caía la tarde de abril. Todo lo que en el poniente había sido cristal de oro, era luego crista...

El chamariz en el chopo —¿Y qué más? El chopo en el cielo azul —¿Y qué más? —El cielo azul en el agua

La gente va más deprisa y tose en el silencio de la mañana de diciembre. El viento vuelca el toque de misa en el otro lado del pueblo. Pasa vacío el coche de las siete... Me despierta o...

—¡Eese!... ¡Eese!... ¡Eese!... ¡... maj tonto que Pinitoooo!... Casi se me había ya olvidado quién era Pinito. Ahora, Platero, en este sol suave del otoño, que hace de los vallados de a...

¡Mira por los chopos de plata cómo trepan al cielo niño… Y van mirando al cielo y suben, los ojos en el azul, con… ¡Mira por los chopos

Cuando ella se ha ido, es cuando yo la miro. Luego, cuando ella viene, ella desaparece.

Que yo estoy en la tierra, que yo soy calle oscura y mala, jaula fría y mohosa, campo cerrado siempre ¿quién lo podrá negar?

Cuando el amor se va, parece que se inmensa. ¡Cómo le aumenta el alma a la carne la pena! Cuando se pone el sol

La tarde de mi espíritu, de pronto, se incendió de grana. Se deslumbraron mis ruinas... —Mi sentimiento era ausente de instante, y temeroso

¡Su desnudez y el mar! Ya están, plenos, lo igual con lo igual. La esperaba, desde siglos el agua,

¡Venid, siglos venideros, tened! Y ahora, huid, volad, que ya os volveré a cojer antes de vuestro final.

Te he dicho, Platero, que el alma de Moguer es el vino, ¿verdad? No; el alma de Moguer es el pan. Moguer es igual que un pan de trigo, blanco por dentro, como el migajón, y dorado en to...