LIV
La noche de Madrid firma postales
de ventanas con tedio en cada ojera,
zarcillos de bananas tropicales,
fulanas de canana en bandolera.
La noche de Madrid, a san Vicente
Ferrer enreda en su tisú de araña,
la noche de Madrid, bella durmiente
que no puede dormir en Malasaña.
La noche de Madrid, cuando está seca,
se pide en el Elígeme otra copa,
harta del chun da chun de discoteca,
los dedos de un cupido tabernario
le quitan los tacones y la ropa
cuando se sube en pedo al escenario.