Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)

Arbolé, arbolé seco y verdé. La niña del bello rostro está cogiendo aceituna. El viento, galán de torres,

Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna,

Amanecía en el naranjel. Abejitas de oro buscaban la miel. ¿Dónde estará

La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.

Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle, piel de nocturna manzana, boca triste y ojos grandes, nervio de plata caliente,

Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna,

El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar

Esta luz, este fuego que devora. Este paisaje gris que me rodea. Este dolor por una sola idea. Esta angustia de cielo, mundo y ho… Este llanto de sangre que decora

Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,

El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.

Cuando llegue la luna llena iré a Santiago de Cuba, iré a Santiago, en un coche de agua negra. Iré a Santiago.