#1887 #Abrojos #EscritoresNicaraguenses #Modernismo
–Yo soy Gaspar. Aquí traigo el in… Vengo a decir: La vida es pura y… Existe Dios. El amor es inmenso. ¡Todo lo sé por la divina Estrell… –Yo soy Melchor. Mi mirra aroma t…
¡Qué piropo! Escalda y pincha. ¡Qué obscenidad! ¡Qué baldón! ¿Quién lo dijo? Ese mocito del flamante redingot. A la pobre muchachuela
He aquí el coro que entonan los vagos y los mendigos: —¡Guerra a muerte a los banqueros que repletan sus bolsillos! Regla general: –Los pobres
¡Claras horas de la mañana en que mil clarines de oro dicen la divina diana! ¡Salve al celeste Sol sonoro! En la angustia de la ignorancia
Aquella frente de virgen, aquella cándida tez, aquellos rizos oscuros, aquellos labios de miel, aquellos ojos purísimos
Carne, celeste carne de la mujer!… dijo Hugo—ambrosía más bien ¡oh ma… la vida se soporta, tan doliente y tan corta, solamente por eso:
¿Cuentos quieres, niña bella? Tengo muchos que contar: de una sirena de mar, de un ruiseñor y una estrella, de una cándida doncella
Puso el poeta en sus versos todas las perlas del mar, todo el oro de las minas, todo el marfil oriental; los diamantes de Golconda,
Ajena al dolo y al sentir artero, llena de la ilusión que da la fe, lazarillo de Dios en mi sendero, Francisca Sánchez, acompáñame... En mi pensar de duelo y de martiri…
¡Ea! apretad esas cinchas y apercibid los overos; y que ya tasquen los potros el bocado de los frenos. Preparad las jabalinas,
Alberto, en el propíleo del tiempo… Donde Renan rezaba, Verlaine cant… Primavera una rosa de amor tiene e… Y cerca de la joven y dulce Prima… Término su sonrisa de piedra brind…
Yo era un joven de espíritu inocen… Un día con amor la dije así: —Escucha: el primer beso que yo he… es aquel que te di... Ella, entonces, lloraba amargament…
El pensador llegó a la barca negra… y le vieron hundirse en las brumas del lago del Misteri… los ojos de los Cisnes. Su manto de poeta
Ínclitas razas ubérrimas, sangre d… espíritus fratemos, luminosas alma… Porque llega el momento en que hab… lenguas de gloria. Un vasto rumor… mágicas ondas de vida van renacien…
Voy a confiarte, amada, uno de los secretos que más me martirizan. Es el caso que a las veces mi ceño tiene en un punto mismo