La ola muerta: Viejo león
«Tus cabellos ya son
blancos también;
miedo, la dura voz,
la boca, «amén».
Tarde se averiguó,
tarde se ven
ojos sin resplandor,
sorda la sien.
Tanto se padeció
para aprender
apagado el fogón,
rancia la miel.
Mucho amor y dolor
para saber
canoso a mi león,
¡viejos sus pies!»