¡Con qué artificio tan divino sale… de esa camisa de esmeralda fina, oh rosa celestial alejandrina, coronada de granos orientales! Ya en rubíes te enciendes, ya en c…
Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿Adónde vas perdida?
Cayó la torre que en el viento hac… mis altos pensamientos castigados, que yacen por el suelo derribados cuando con sus extremos competían. Atrevidos al sol llegar querían,
En las mañanicas del mes de mayo, cantan los ruiseñores, se alegra el campo. En las mañanicas
Rota barquilla mía, que arrojada de tanta envidia y amistad fingida… de mi paciencia por el mar regida con remos de mi pluma y de mi espa… una sin corte y otra mal cortada,
Con nuevos lazos, como el mismo A… hallé en cabello a mi Lucinda un d… tan hermosa, que al cielo parecía en la risa del alba, abriendo el p… Vino un aire sutil, y desatólo
Dormido Manzanares discurría en blanda cama de menuda arena, coronado de juncia y de verbena, que entre las verdes alamedas cría… cuando la bella pastorcilla mía,
Picó atrevido un átomo viviente los blancos pechos de Leonor hermo… granate en perlas, arador en rosa, breve lunar del invisible diente. Ella dos puntas de marfil luciente…
Hermosas alamedas deste prado florido por donde entrar el sol pretende e… fuentes puras y ledas, que con manso rüido
Dulce Señor, mis vanos pensamient… fundados en el viento me acometen, pero por más que mi quietud inquie… no podrán derribar tus fundamentos… No porque de mi parte mis intentos
De una Virgen hermosa celos tiene el sol, porque vio en sus brazos otro sol mayor. Cuando del Oriente
Esta cabeza, cuando viva, tuvo sobre la arquitectura destos hueso… carne y cabellos, por quien fueron… los ojos que mirándola detuvo. Aquí la rosa de la boca estuvo,
En una playa amena, a quien el Turia perlas ofrecía de su menuda arena, y el mar de España de cristal cubr… Belisa estaba a solas,
«—¿Apartaste, ingrata Filis, del amor que me mostrabas para ponerlo en aquel que pensando en ti se enfada? ¡Plegue a Dios no te arrepientas
Dulce Jesús de mi vida, ¡qué dije!, espera, no os vais: que no es bien que vos seáis de una vida tan perdida. Pero si no sois de mí,