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Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
Viajaré a la luna desde el campamento con su colorada pañoleta al cuello. Para complacerla
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
Zapatero de mi pueblo: usa clavitos de plata en el par de botas nuevas que quiero para mañana. Han de ser de cuero rojo,
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
Abril es un niño rubio que junta flores y pájaros; tiene los ojos azules y va vestido de blanco. Mayo es un niño aguador
¿Qué venadito blanco cruza la noche cuando la luna llena brilla en el monte? ¿Qué venadito sediento
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
¡Que ruede la rueda de pan y canela! Que llegue al campo, que busque el trigo, que diga al agua