Juan de Mena
Yo, que veía ser ofiçiosos
los ya memorados en virtud diversa,
veyendo la rueda que en uno los versa,
los mis pensamientos non eran oçiosos;
miró Providencia mis actos dubdosos:
«Non te maravilles atanto», respuso,
«sabida la orden que Dios les impuso,
nin se te fagan tan maravillosos.
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