#EscritoresUruguayos #SigloXX #SigloXXI #1988 #VientosDelExilio
Tenemos una paciencia verde y sóli… una paciencia a prueba de balas y… sabemos aguantar con los delirios… hacer almácigos con nuestros odios… tenemos una esperanza blanca y pró…
Tengo un trabajo conjurado y denso pero no importa lo interrumpo necesito una tregua con distancia una paz despojada de ansiedades un ocio sin escrúpulos de ocio
Este regreso no era obligatorio sin embargo la mano encuentra su cuchara el paso su baldosa el corazón su golpe de madera
Por segundo año consecutivo, los Williams y los Peabody se encontraban en el agosto de Puerto Pollensa. Como tantos ingleses, franceses, escandinavos, se sentían atraídos por la relativ...
El silencio del mar brama un juicio infinito más concentrado que el de un cánta… más implacable que dos gotas ya acerque el horizonte o nos entr…
Viajo como los nómadas pero con una diferencia carezco totalmente de vocación viajera sé que el mundo es espléndido
Volver al barrio siempre es una hu… casi como enfrentarse a dos espejo… uno que ve de cerca / otro de lejo… en la torpe memoria repetida la infancia / la que fue / sigue p…
Es fácil vaticinar que los propagandistas de la infancia no van a interrumpir su campaña quieren vendernos la inocencia cual si fuera un desodorante o un horóscopo después de todo saben...
En la última asamblea del futuro faltaré sin aviso.
La muerte es sólo una de las varias variantes del futuro quizá la más primaria acerca de las otras
¿Cómo puedes manejar las palabras desactivarlas solazarte en ellas cómo puedes dejar que las palabras se evadan de tu corazón empecinado y hagan dibujos en el aire sucio
Nunca se consideró un exiliado político. Había abandonado su tierra por un extraño impulso que se fraguó en tres etapas. La primera, cuando lo abordaron sucesivamente cuatro mendigos en...
Lo reconstruyo todo signo a signo y así me reconozco todavía en estas calles que caminan lentas por el otoño tantas veces dicho lo bueno es la tristeza repentina
Paso que pasa rostro que pasabas qué más quieres te miro después me olvidaré
Diríase que el tiempo no madura y que al poeta ese cándido leproso no se le deja otro comportamiento que refugiarse en su desgarradura y allá quedarse torvo y silencioso