Cansado de amores cojos,
de sueños mancos de un ala;
cansado de untar la bala
enemiga con los rojos
de mi sangre; si tus ojos
son espejos de luz fina
por los que un hombre-neblina
sueña escapar de su cruz
¿por qué debe ser la luz
que me ofreces clandestina?