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Volando sobre el Moncada un zunzuncito llegó; lo saludó con su vuelo, volando se despidió. A la sierra fue el zunzún,
A la gallinita ciega ayer tarde la curé: puse en aguas tres vicarias y los ojos le lavé. Hoy paseó con sus pollitos
Palma real, bandera viva en el paisaje clavada, tu nombre lo mece el viento, el viento que llega y pasa. Cuando al ondular susurras
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
Mi papalote, ¡qué lindo mi papalote! Vuela y vuela como un pájaro mi papalote. Un pájaro de papel
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención: