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Abrigando el arroyo la caña brava, chorros de finas hojas al aire lanza. ¡Qué musicales ramos,
Viajaré a la luna desde el campamento con su colorada pañoleta al cuello. Para complacerla
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
Tiene la vaca bermeja un ternerito de nata. Se lo encontró en el corral un jueves por la mañana. Quiso llevarlo a pasear
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
Subes a la portada, ¡quiquiriquí! entusiasmado cantas, ¡cucurucú! Veo tu pico amarillo,
Ahí viene la gata de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Tírale una
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.
Jazmín diamela, jazmín de España, jasmín criollo, ¡Ixora blanca! Lirio amarillo,