Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ése que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces, le conteste
la nueva criatura que tú eras.
Alfredo Jiménez G.
8aCon ojo privilegiado de verdadero Poeta, Pedro Salinas es capaz de ver el ser más acabado y perfecto de su amada. Este preciado ser navega en el fondo de ella misma. El intrépido autor se aventura a rescatar a la impecable versión de esa mujer que ha detectado dentro de la ya de por sí bella, para que se conozca y se asombre. El proceso es doloroso, pero merece la pena. Impresionantes argumentos del Poeta, que opacan y enmudecen los embustes del pseudo género de "superación personal" que sólo desperdician papel.