Pamela Sarabia

Jueves, 20 de Febrero de 2025

Yendo camino a trabajar en transporte público, un perrito desorientado despertó en mí un momento de lucidez, el perrito fue un espejo que reflejó un pedazo de mi realidad. A ese ser vivo le dedico este poema, espero que esté bien.

Acabo de observar a un perro correr detrás de algo, desorientado y a su al rededor los carros y la vida pasando.
Corriendo el perro, pero quién sabe a dónde.
Avanzando rápido, sin parar, y sin mirar a su alrededor.
Corriendo con las orejas hacia atrás y sin cautela de lo que le rodea, ni siquiera los autos que pasan a toda velocidad.
Muchas veces me encuentro con escenas de este tipo, perros corriendo y buscando cariño de donde sea, se han perdido o los han abandonado.
Es extraño que me identifique con ellos a veces, la insaciable duda de que pudo haber sucedido para terminar en esta situación buscando desesperadamente cariño y amor.
El perrito corría, sin fijarse de nada, solo avanzaba, hacia delante sin mirar atrás.
No le importaba si algún carro la arrollaba en su caminar, seguro que reaccionaría a tiempo... o no.
Al final,  creo que avanzar sin rumbo es una forma de suicidio, en algún momento topas o caes, lo que es incierto es cuando pase, quien lo ocasione o bajo que circunstancias suceda, no sabes si será tu última caída con la realidad, o si será una de muchas.
A veces la vida me parece tan complicada y a veces tan simple, a veces la odio y a veces la amo y agradezco seguir aquí. Honestamente ambas sensaciones las agradezco y he de aceptar que prefiero sentir eso a no verme afectada por mi realidad.

Otras obras de Pamela Sarabia...



Arriba