Los días de lluvia –su estruendo
su ritmo de ola en el cielo–
me dejan entre la siesta y la memoria
Atestiguo el suicidio ansioso
del agua contra el cristal
Mientras cae me convence:
Borges tenía razón
La lluvia ocurre en el pasado
Aunque sospecho que es
como las estrellas:
se apagan y su luz
nos sigue llegando
un ratito más