Admiro aquel que en su memoria perpetúa la belleza de su fuente inspiratoria y los pare y da forma aún a oscuras porque de él nunca se irá.

Con el propósito de dar forma a los pensamientos míos me he topado, despojarlos del lugar umbrosos en que conviven y se multiplican castigados por mi insomnio y quedan alojados en los claustros de mi seso, revueltos como arpías.

Vaciar la hinchazón de ideas, y abortarlas con la misma fealdad de un recién nacido, que busquen un aprecio en este mundo e intenten ser eternas. Pues limitado de recursos  para ello, los pariré, no cubriré su fiereza natural que brota de mi escaso ingenio.