Quédate un poco quieto,
con ímpetu y parsimonia,
escucharas al viento,
pero pon mucha atención,
que es un ilustre maestro,
de celosas artes místicas
y de raudales silencios.
No temas de él, amigo;
sé sabio, a su consejo;
ya me lo dirás después,
a alabanza o vituperio,
amor, donde la pureza:
trasciende conocimiento.
Con humilde sencillez,
te hablará mi viejo;
sin maestría ni doctorado,
sonroja cualquier misterio;
y tan modesto, cual santo,
¡qué no nos muestra en ellos!
Mira las ínclitas aves,
alegres desprenden vuelo;
mira los pacientes árboles,
númenes obedeciendo.
Secreto tan simple es este:
detente y ve el viento,
si aún no sabes quién es;
una pista: el sempiterno.
Por favor no te sorprendas,
quédate un poco quieto,
con ímpetu y parsimonia,
escucharás al viento.