Octavio Paz

Brindaban

Rodeado de noche
follaje inmenso de rumores
grandes cortinas impalpables
hálitos
escribo me detengo
escribo
(Todo está y no está
todo calladamente se desmorona
sobre la página)
 
Hace unos instantes
corría en un coche
entre las casas apagadas
Corría
entre mis pensamientos encendidos
Arriba las estrellas
jardines serenísimos
Yo era un árbol y hablaba
estaba cubierto de hojas y ojos
Yo era el murmullo que avanza
el enjambre de imágenes
 
(Ahora trazo unos cuantos signos
crispados
negro sobre blanco
diminuto jardín de letras
a la luz de una lámpara plantado)
 
Corría el coche
por los barrios dormidos yo corría
tras de mis pensamientos
míos y de los otros
Reminiscencias supervivencias figuraciones
nombres.
Los restos de las chispas
y las risas de la velada
la danza de las horas
la marcha de las constelaciones
y otros lugares comunes
¿Yo creo en los hombres
o en los astros?
Yo creo
(aquí intervienen los puntos
suspensivos)
Yo veo
 
Pórtico de columnas carcomidas
estatuas esculpidas por la peste
la doble fila de mendigos
y el hedor
rey en su trono
rodeado
como si fuesen concubinas
por un vaivén de aromas
puros casi corpóreos ondulantes
del sándalo al jazmín y sus fantasmas
Putrefacción
fiebre de formas
fiebre del tiempo
en sus combinaciones extasiado
Cola de pavo real el universo entero
miríadas de ojos
en otros ojos reflejados
modulaciones reverberaciones de un ojo único
un solitario sol
oculto
tras su manto de transparencias
su marea de maravillas
Todo llameaba
piedras mujeres agua
Todo se esculpía
del color a la forma
 
de la forma al incendio
Todo se desvanecía
Música de metales y maderas
en la celda del dios
matriz del templo
Música
como el agua y el viento en sus abrazos
y sobre los sonidos enlazados
la voz humana
luna en celo por el mediodía
estela del alma que se desencarna
 
(Escribo sin conocer el desenlace
de lo que escribo
Busco entre líneas
Mi imagen es la lámpara
encendida
en mitad de la noche)
Saltimbanqui
mono de lo Absoluto
garabato
en cuclillas
cubierto de cenizas pálidas
un sadhú me miraba y se reía
Desde su orilla me miraba
lejos lejos
como los animales y los santos me miraba
Desnudo desgreñado embadurnado
un rayo fijo los ojos minerales
Yo quise hablarle
me respondió con borborigmos
Ido ido
¿Adonde
a qué región del ser
a qué existencia a la intemperie de qué mundos
en qué tiempo?
 
(Escribo
cada letra es un germen
La memoria
insiste en su marea
y repite su mismo mediodía)
 
Ido ido
Santo picaro santo
arrobos del hambre o de la droga
Tal vez vio a Krishna
árbol azul y centelleante
nocturno surtidor brotando en la sequía
Tal vez en una piedra hendida
palpó la forma femenina
y su desgarradura
el vértigo sin forma
Por esto o aquello
vive en el muelle donde queman a los muertos
Las calles solas
las casas y sus sombras
Todo era igual y todo era distinto
El coche corría
yo estaba quieto
entre mis pensamientos desbocados
 
(Ido ido
Santo payaso santo mendigo rey maldito
es lo mismo
siempre lo mismo
en lo mismo
Es ser siempre en sí mismo
encerrado
en lo mismo
En sí mismo cerrado
ídolo podrido)
 
Ido ido
desde su orilla me miraba
me mira
desde su interminable mediodía
Yo estoy en la hora inestable
El coche corre entre las casas
Yo escribo a la luz de una lámpara
Los absolutos las eternidades
 
y sus aledaños
no son mi tema
Tengo hambre de vida y también de morir
Sé lo que creo y lo escribo
Advenimiento del instante
el acto
el movimiento en que se esculpe
y se deshace el ser entero
Conciencia y manos para asir el tiempo
soy una historia
una memoria que se inventa
Nunca estoy solo hablo siempre contigo
hablas siempre conmigo
A obscuras voy y planto signos

(1962)

#EscritoresMexicanos [1962-1968]

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Octavio Paz...



Arriba