Una búsqueda implacable
Que se confunde con incierta.
Y los pájaros posando
En los cables de luz
Afuera de mi ventana.
Intentando buscar un sinónimo
De realidad, que me haga entender
Todo lo que “existe”,
Sin tener que confundirme
Como lo que “debería” existir,
Y es incierto si me cruzaré con él
Nuevamente. Es por eso que ni lo miro.
Es por eso que no me compadezco
Ni me identifico en la humanidad.
Es por eso que no lo hago con él
Ni con nadie, jamás, nunca.
El silencio del ave de mi ventana
Indica que todo tiempo futuro es ahora
Y que todo el tiempo pasado es inútil.
Su inocencia le hace creer que yo
En algún momento me comeré su cuento
Pero con otros más descabellados he podido.
Hay un anhelo de sinceridad en su canto.
Es latinoamericano, es pobre, tiene hambre.
Pero canta. Y también tiene sistema nervioso,
También es un cúmulo de carne que hace cosas–
Es el verbo mismo, puesto en mi ventana.
Así que la cierro, para que no me distraiga.
No podría permitir distracción,
Tratando de capturar
La esencia del verbo.
No me doy cuenta
Que es el verbo mismo
El que se distrae con mi raciocinio.