Hay un eco
que resuena el interior
de la Virgen María.
Aquello me llama
porque me llama lo malo,
lo tóxico, lo perjudicial.
Y por eso en el nombre
del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
Me encomiendo y me pierdo
como se perdían en el pasado,
millones de artistas,
escritores y amantes.