No existe tal cosa como perder.
Solo se pierde lo que se posee.
Lo demás es transitorio,
incluso el propio cuerpo,
prestado, que un día también fallece.
La vida es enseñanza y grandeza,
oculta tras el velo del estrés,
la prisa y lo mundano.
Por eso agradezco cada paso,
cada palabra dirigida hacia mí.
Cada segundo
esconde una lección.
Gracias por lo compartido,
por coincidir,
por haber sido.
Partiremos hacia caminos distintos,
y soñaré con tu risa
desde el más profundo afecto,
admiración y ternura.
Te quiero no por ti,
sino por lo nacido entre nosotros.
Y el amor
no sabe de extinguirse,
solo de transformarse.
Te guardo en el corazón,
en un rincón llamado gratitud.