Lejos de la habitual hoja de papel,
la tinta perece sin la mano
que describe el poema.
Sin el habito de la escritura
los gendarmes o testigos se ocultan
tras el espejo, la duda y el escarmiento.
Pues resulta imposible pintar y colorear
en un mundo imaginario-colectivo;
imaginativo al tras luz del blanco y negro.
Puesto que la tinta es solo una mancha:!una Quijotada¡diremos señalando un mapa.
Sin embargo quedamos solos
plantados como postes de luz
con la duda y el espasmo, el éxtasis.
La hoja en blanco como caída
del árbol o prefabricada
en alguna imprenta barata.
Con una hoja en la mano
y pidiendo limosna a la editorial;
sin el poema e igual: lo más absurdo
sin la obra pictórica, al final.
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—nebluesky—