Camino descalza,
por las orillas del río.
Aprendí a bailar
en la soltura de la habitación.
Callar mis pensamientos
y dejarlos en tu cuerpo.
Te escribo,
hasta el alba del amanecer:
“Amado mío hoy, huye mi alma a tu encuentro...”
La punta de mis dedos se estremecen,
sienten tu calor.
Echo de menos tu labia.
Tengo mucho que decir.
¿Cuánto te falta, amado mío?
Sin tu boca, sin tu risa.
Quiero despojarte.
Tan rápido es el encuentro del recuerdo.
Muero en tu última presencia.
Vacío es mi silencio,
Que tanto engaño me ha arrastrado.
Creí en tu pura verdad,
E ingenua pensé ser la primera.
Cedí, soy prisionera,
Atada a tu palabra estoy.
Aunque arda, aunque quema.
Definitivamente, te espero.