Nancy Morejón

Ana

Oh dios si existes
No he dudado de tu existencia
Esa pregunta,
lanzada al vórtice de los vacíos,
es un gorrión con las alas quemadas;
como una gruta sorda  
por donde caminamos, sin rumbo,
hasta que el cuerpecito ensangrentado  
de una niña inocente
impide el paso
Luego,  
hay un sonido atronador
que nos lleva
hasta un letrero que dice ANA
Oh dios si existes
Cómo podrías explicar  
tanto sadismo, tanta crueldad, tanta aberración
Es alucinante ver la sangre de una niña brotar
La sangre de una niña yerta, yerta, yerta
Su mirada,  agua de alondras,  yerta
Brota la sangre de su cabeza y de sus piernecitas
Oh dios de todos los días
Cualquiera que fuese tu nombre o tu pasado o tu origen;
dondequiera que hayas reinado o sufrido;
dondequiera que te hayan rendido culto
Ven a calmarla
Ven a mitigar su dolor y mi espanto
Ven y acúnala en tus brazos,
Ven en su auxilio porque mis lágrimas no pueden hacer nada, ni mis ruegos, ni mis
versos inciertos.
Haz posible la cordura entre los hombres y sus familias,
entre las mujeres y sus familias,
entre las niñas y los niños y sus familias
desencontradas o encontradas
de todo el orbe
y que los culpables de estos crímenes paguen por ellos.
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