Guerrera
«Voy a comerme el mundo».
Otras tantas veces piensa,
que sin pronunciarlo,
ya se estaba atragantando con sus palabras.
Tú,
y tus vetustas costumbres de coser tus alas
para alzar el duelo al mayor enemigo,
esas sonrisas con forma de navaja mariposa
sobre las que resbalan tus imperfecciones.
Tan meticulosa de la lucha,
habitabas en tus labios la mayor rama combatiente,
la palabra.
Y yo,
muerto y mil veces muerto,
no cesarán las ganas de tornar ese ruido
en el más puro mutismo,
ese que solo se halla en nuestro campo de batalla.
Te dijeron que lo mejor en minutos de guerra
era apagar las luces, cerrar los ojos
y sobretodo, vivir,
porque igual cuando las enciendas,
no quedará nadie que te diga
eso de «Todo irá bien».
A veces pienso,
que te camuflaste en mi apellido
para hacerme un nombre.
Que la atracción de tu cuerpo es de caída libre
y la de tu mente,
una noria que no para de dar vueltas infinitas.
Te dibujaste dos líneas color coraje
mientras me decías que aquellas flechas
que yacían clavadas en tu pecho,
se te habían quedado pequeñas.
Será que las heridas de guerra,
con el paso del tiempo,
dejaron de ser para tanto.
Piaciuto o affrontato da...
