Gabriel Muñoz

Eterno paradigma de una vida profana

Nadie es lo suficiente
miserable o digna
de ganarse o condenarse
a este espectro resiliente
que en mí habita.
 
Soy un eterno paradigma
con el don de la consciencia
con la maldición de la consecuencia
 
tan volátil como para decir
que hoy el mundo me sabe a mierda
y ayer amaba una caricia abierta,
 
tan manipulable para la muerte
que entierro mi esperanza
por enseñarme la vida del doliente
y mi miedo y mi confianza
se enredan en par de danzas
 
pero procuro la vida
porque me acongoja la ternura
porque me refugio en la escritura
porque admiro la libertad de aquella criatura.
 
Una balanza rota
la censura a veces pesa
y agobia
pero un par de ojitos me libera
y mi encanto que es imbécil, flota
 
no puedo quedarme quieto
hago pataleta si me da la gana,
me dejo acariciar por el viento
me beso mi vida que es profana,
me sofoca el día que es eterno
y me siento libre en mi noche que es pagana.

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