Tú alma y la mía.
Entretejen hilillos de algarabía y alboroto de amor. Tú tan rosa, tan cielo, tan todo, tu esplendida y magnánima presencia encandila los confines del multiverso. Tu tan bella, tan flor, tan aroma inmarcesible que confina y expande el cosmos de aquellas mentes efímeras y caóticas.
Tú tan amanecer, tan ocaso, tan divina, tan terrena, que vislumbra. Tú tan celestial, tan humana que desencadena ternura, locura.
Tú tan sencilla, tan compleja, tan día, tan anochecer, fascinas, ilusionas, apasionas, edificas.
Tú amada, querida y adorada por lo eterno, por lo pasajero, por la Luz y por la oscuridad.
Tú y solamente tú, eres paz e intranquilidad que complace, apacientas y engrandece.