Vine hacia él
que no hay nadie en mi tumba.
César Vallejo.
César Vallejo ha muerto. Muerto está
que yo lo vi
en Montrouge, una tarde
de abril.
Iba con Carlos Espinosa,
y
llevábamos los Poemas
humanos y España, aparta de mí
que no hay nadie en mi tumba.
este cáliz. Carlos
leyó un poema, como si
le escuchara Dios. Yo,
llorando, leí
Masa.
Entonces
todos los hombres de la tierra
le rodearon; pero
César Vallejo, ¡ay! siguió muriendo.