Miguel de Cervantes y Saavedra

Ovillejos

¿Quién menoscaba mis bienes?
   ¡Desdenes!
Y ¿quién aumenta mis duelos?
   ¡Los celos!
Y ¿quién prueba mi paciencia?
   ¡Ausencia!
 
De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
 
¿Quién me causa este dolor?
   ¡Amor!
Y ¿quién mi gloria repuna?
   ¡Fortuna!
Y ¿quién consiente mi duelo?
   ¡El cielo!
 
De este modo yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
 
¿Quién mejorará mi suerte?
   ¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
   ¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
   ¡Locura!
 
Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
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Como queda demostrado en estos brillantes ovillejos del héroe, novelista y Poeta de Alcalá de Henares, no existe bálsamo para el mal de la Pasión, sólo hay paliativos disponibles que atenúan los síntomas y hacen un poco más llevadero el padecimiento: Mudanza, locura y muerte no parecen muy atractivos y ni la última, que parece absoluta, cura absolutamente, pues los humanos nos retiramos de este mundo con nuestras dichas y angustias debidamente empacadas en una alforja. Algo sabemos de las capacidades de este autor, su vida intensa le da la autoridad para instruirnos en este y otros asuntos delicados. Conoció el cautiverio, la ingratitud, la envidia y la incomprensión. Para su infortunio y nuestra ventura, no se le dio permiso de "ir a hacer las Américas", su vida hubiera sido muy próspera, sin duda, pero lo más probable es que hubiese dejado de escribir y no estaríamos hablando de él en este momento... ¡Feliz cumpleaños Miguel de UnamAno! (Comentario publicado el día 29 de septiembre de 2016, en su cumpleaños número 469).

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