Como una antorcha encendida en llamas
Así se verá en aquel día nuestro suelo,
con la estrella que cae de la mañana
muchos vestiremos aquel día de duelo.
Ante aquel hecho espeluznante
mis dos ojos se conmovieron,
con aquel ángel acompañante
que mostró lo que mis ojos vieron.
Tiembla fuerte nuestra madre tierra
tiembla herida como de muerte,
desde la costa hasta la sierra
salve aquellos que tengan suerte.
Y en todas las partes del mundo
pidieron misericordia a Dios,
sintieron un temor profundo
que un gran temor los invadió.
Oh, gran lucero de la mañana!
tu que llegaste así de imprevisto,
derribando a su paso montañas
y ante todo los ojos fuiste visto.
Haciendo quebrantar ciudades, países
hasta el corazón más fuerte,
tumbando árboles de sus raíces
nadie pudo fuerte sostenerse.
Y de ese día comenzó una nueva era,
un acercamiento al padre universal,
las almas que después se concediera
lograr separar del cuerpo terrenal.