Va encantadora, va dulce, va niña
como si una inocencia poseyere,
amable como tierna danzarina
se ve mover, mover, cuánto quiere.
Tan linda, tan humilde, tan divina,
quisiera amarla, como ella quiere;
y se torna su rostro un ala fina,
cómo si una creación de Dios sostuviere.
Amo su rostro, de perla cristalina,
cómo si su luz divina resplandeciere
dentro de mi interior, el amor trina
porque se muere de amor, se muere.