Quemado por el propio fuego de mi infierno
En la hoguera me estremezco de dolor,
No creo en el amor que he predicado
Ahora siento que me falta alguna razón.
Las llamas venenosas no se apagan,
Tienen marchito mi corazón,
Puedo llorar, a medidas que lanzan
El fuego, con llamas de sermón.
El olor negro y quemado de mis huesos
Lo oigo crujir de angustia y de calor,
Y lo demás en esta forma ardiente
Lo dice mi angustia y brota de su olor.
Pero el fuego que golpea fuerte y aquí
Proviene de mi infierno sin razón,
Mientras quema mi cuerpo a llama viva
Quema por dentro todo mi corazón.
Mi cuerpo está en ardió de sus locuras
Fuera de su boca está su alma rota,
Mis poesías quedarán en el olvido
Cuando deje mi mundo y llegue la hora.