Mira esa mujer que pasa, su corazón es mio.
En sus ojos se advierten sus amores claros,
No lo mires tanto porque podéis quemaros
Terminarás como yo, pues moriréis de frío.
Tiene esa elegancia como cualquier otra.
Pero tiene algo que muchas no tienen,
Un corazón sencillo del cual destrona
A muchas mujeres, que al mundo vienen.
Ninguna como sus labios otra besa.
Ni inspira tanto como sus besos,
Muero en sus labios como uno de esos
Que ve su alma con mayor terneza.
No tiene la culpa, ella, ni sus labios.
Soy como el pétalo de una rosa,
Que se deshoja de amor entre sus manos
Muriéndose de sed entre su boca.
Mira esa mujer que pasa, su corazón es mio.
Con tales esperanzas, que parece me hubiera,
Poseer el divino tesoro del cielo caído
Un amor exquisito dictado por la primavera.