Me asomé al verte y sin querer
Me asomé al verte y sin querer, mis ojos sintió el fino deseo de mirar tu rostro hermoso, igual que cuando se mira los astros y luceros con tanto asombró. Alrededor, el campo enluto su verde, cual hermosura brillante de alto mayor te cobijase como una paloma blanca. Se ve blanco el cielo, y algunas nubes lucieron pálidas, que no dudan en entregarse a tu cuerpo pendular que parece más que un arte; como un nuevo y blanco, bello cielo. Que habrán muchos años demasiados, y muchos hombres como yo; mirando detrás de esa belleza de mujer que eres vos.
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