La noche fue tan confusa y enloquecida
arrastrando mi sueño casi lento,
sentía mis ojos grave, como una herida
sin conciliar el sueño en el momento.
Un llamado a mi insólita, caída
como una voz dulce... a mi pensamiento,
que toca mi frente adormecida
despertando a dicho sentimiento.
Misterioso el llamado que humedece
la semilla de luz entre las sombras,
dulcemente... su amor me ennoblece.
Y hoy... con tu llamado me nombras
a tal punto que mi alma florece,
al despertar divino del cual me honras.