Ella llegó en silencio,
En el día más triste de mi vida,
Junto con ella sus sentimientos
Haciéndome padecer de alegría.
Un brillo en su mirada brotaba,
Era una dulzura, la primera señal,
De quién amaba y solo quería;
Ser amada, querida hasta el final.
Primero, fue su timidez,
Después, luego fue mi ansiedad,
De desear besar sus labios
Y llenarme de infinita ebriedad.
Buscando de su dulce boca,
La fuente exquisita, de la vid,
Dejándome inerte y desquiciado
Esos labios cálidos de rubí.
Olores fuertes, de su cuerpo,
Penetran los sentidos sobre mi,
Como si estuviera leyendo
Un cuento de magia sobre ti.
Como si yo estuviera soñando,
Un sueño de mi juventud,
Al cuál te añoro esperándote
Feliz quién fuera con mi actitud.
Al entregarme a tu amor,
En gustos buenos, de asombría,
A los dos nos arrebata
La amorosa pasión, su bellania.
Me entrego ante tu amor,
Sin reproches, ni restricción,
A partir de aquel bello momento
Supe que había llegado el amor.