Miguel Peñafiel

EL DESTINO RESERVADO

El destino reservado

Decir tu nombre es como dejarse motivar por el bello encanto de una rosa, porque tu nombre sabe a miel; y al invocarlo es evocar los ricos aromas de tus esencias amorosas...
Shirley, oh, mi adorada y querida shirley!... Sabes cuanto te he amado desde el primer momento en que te vi desde el año pasado, jamás olvidare ese día. Fue en el liceo naval de esta ciudad de mi (Bello Guayaquil) un lugar donde van estudiar niños y jóvenes de diferentes lugares, yo había entrado a trabajar como la vigilancia del lugar o en otros términos como guardia de seguridad, no me apena decirlo; porque siempre me he considerado una persona sencilla, humilde y trabajadora. Pero lo que más me impresionó del sitio fuiste tú, y aunque a penas yo había entrado supe que ya estaba enamorado, éramos el uno para el otro; y a partir de ese momento fuimos inseparables, inflamaste mis pasiones, me inspiraste mucho más de lo que ya me había imaginado, llegando hacer un mejor poeta, y fuiste desde entonces: mi poema favorito!...
Estaba enamorado, y cuando creí que las cosas podrían mejorar; hablamos de planes de tomar tu mano en matrimonio y hacer una vida juntos, fueron los días más feliz de mi vida, pero duro poco. Pues en el momento de decidir tus votos, te golpeó esa devastadora maldad que te aparto de mi: por irte en brazos de otro!... Fue como si un golpe desde el cielo me hubiera vencido; estaba lleno de pesar, a partir desde ese entonces ya no me pude inspirar, mi corazón se hizo amargo y frío, no pude aceptar la idea de que nuestra vida juntos se hubiera perdido, que decidí vagar en penumbra sobre la tierra; intentando encontrar la forma de alcanzarte más allá de mi triste realidad, acababa de empezar a explorar los dolores sobre la verdad hasta que el destino intervino. Cuando de repente un extraño hombre de tez blanca, cabello rubio y de ojos azules, luciendo una extraña vestidura de la cual nunca había visto, el color de su vestimenta era de color blanco con rayas y símbolos de colores violetas parecido a un sacerdote o monje, acercándose a mi me dijo: canta, triste joven adolescente, las gracias de la muy bella, muy mala, pero tan querida por quien la vida abre a tus ojos tristes sendas rosas!...
Me dijo: extraño, sigue mi consejo, has caminado desde tan lejos para intentar curar tu alma, piensa mucho; el querer intentar curar el dolor de un corazón destrozado puede llevarte a un dolor más grande, mirate: son tus pupilas turbadores abismos que naufragan en tu corazón: calabozos de oscuridad para tu alma, entonces le exclame diciendo: no veas mis ojos en llanto, hombre extraño, mis ojos son los ojos encantadores de las serpientes de los bosques nocturnos,  además como tu puedes saberlo!... Y el me respondió: no importa mejor ve a casa, pero no pude; entendí que si conocía mi pena, tal vez podía ayudarme a curarla, lo seguí en contra sus deseos o eso creí, aunque el camino me conducía hacia una cueva, el pasaje parecía llevarme hasta las entrañas de la tierra, pero aún así lo seguí; y mis pasos me llevaron a una cripta oculta permanente sepultada que parecía bajo siglos de civilización, entonces me dije; que era este lugar, y como por cosa de magia, él me logró escuchar; y con estas palabras me dijo: así que elegiste ignorar mi advertencia!... Entonces de la nada aparecen dos personas vestida de la misma vestidura del hombre anterior, uno vestía su vestimenta de color blanco y rojo y el otro blanco con azul; me tomaron por sorpresa y me retenieron en contra de mi voluntad.
El primer hombre que había seguido se acerco a mi y me dijo: soy el guardian de los vigilantes de los cielos que moran sobre la tierra!... Para cuidar de los demás, y mantener el equilibrio de este mundo que hermanos de la misma sangre han querido perturbar.
Ya has logrado entrar a este lugar; y cuando se descubre este lugar secreto, la única forma de marcharse de aquí; es ser elegido, debe ser tu destino. Entonces yo algo asustado le pregunte a que se refería con eso, y el solo me respondió: ahora te probara el ojo que lo ve todo, el ojo mismo, el poder infinito del universo!...
Entonces saco de uno de los ojos de una estatua, como si se tratara de un Dios a la cual ellos veneran, era un ojo extraño, pero hermoso como un diamante, y con su mano lo sujeto y me lo puso en la frente; entonces una luz de color verde y cegadora me dejó ciego, pero al mismo tiempo pude ver cosas que ningún mortal había podido ver. Entonces contemplaron mis ojos extasiados, la sacra maravilla del rostro de la Diosa, viéronla mis locos sentidos prosternados con la diadema augusta sobre la frente rosa. Entonces el hombre extraño que aún no se había identificado con su nombre me dijo las siguientes palabras que aún así no supe que es lo que me quiso hacer entender; eh, aquí lo que me dijo: no has entrado al borde de la locura, ni en la desesperación, eso significa que ahora tus ojos se abrirán a dimensiones más allá de aquí y en la hora, como si tuvieras un sexto sentido capaz de ver mundos que existen más allá de los nuestros, pero cuidado ver no es lo mismo que tocar, sostener, ser, llegar más allá del poder del ojo.
De repente una mujer apareció vistiendo igual, y el color de su vestimenta era blanco con rosado, su cabello era igual de blanco como la nieve; con unos lindos ojos azulados, también ella se me acerco a mi diciendo: si has podido entrar a nuestra dimensión y verla con tus propios ojos, debe ser tu destino que conozcas más sobre tu mundo y del peligro que le asecha, tal como lo has podido ver a través del ojo que todo lo sabe y que todo lo ve!... Y es necesario que cuentes lo sucedido, serás nuestros ojos a partir de ahora; y todo lo que veas con el poder del ojo lo harás escrito sobre tus poemas, olvida a esa mujer que ya no es de gran importancia en tu vida; sus manos son como pinzas que arrancan corazones, sus cabellos son un bosque sombrío, cargado de aromas bajo la luna para retenerlo en su prisión sombría. Un poco confundido, no me explicaba como ellos sabían de mis poemas, sobre mi mente pasaba miles de cosas; entonces el hombre me dijo no temas, se que tu mente esta nublada ahora y que te costara mucho asimilar las cosas que has visto, tu corazón es especial no tengas miedo; nosotros lo sabemos todo, desde el principio hasta el fin, siempre lo hemos sabido. Le dije que quienes eran; y entonces aparecieron veinte de ellos más, en total ya eran veinticuatro vistiendo igual, y juntos se tomaron de las manos y se colocaron alrededor de un circulo raro con dibujos y símbolos totalmente extraños, incluso el lugar era como un santuario del cual no había visto nunca. Una luz sobre ellos resplandecía, era la misma luz cegadora como la de aquel ojo, quede ciego; no podía mirar lo que estaba ocurriendo, cuando la luz se desvaneció y quise ver; yo ya me encontraba fuera de los límites de ellos, había aparecido en una calle desolada como si todo lo hubiera imaginado, me pregunte que fue todo eso, acaso lo he soñado, no, fue real, no se como pero fue real, todo paso, esas fueron mis últimas palabras después de lo acontecido.
Pensé que de nuevo se apoderaría de mi la desesperación por el amor de la pérdida de mi amada, pero no fue así; ahora tenía muchas cosas importante en que pensar, como por ejemplo: las visiones espantosas que había tenido de aquel extraño ojo; esos verdes ojos cargados de visiones antiguas y futuras, que todo lo que había visto terminaba en caos; en llanto, sufrimiento, temor y muerte, pero ni aún así podía imaginarme que pudo haber sido aquellas visiones que tuve cuando me enseñaron ese ojo extraño, sin imaginarme que el destino me tendría reservado muchas cosas a partir de ese momento; cosas que entendería, sólo, con el paso del tiempo.

Reserva derecho de autor.

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