Brota de mi interior una energía alegre,
que expulsa de sí la cólera en él surgida;
viendo la vida de una manera diferente
que siento recuperar mi alma perdida.
Y así como ese suspiro en mí, presente,
arrancó de sí por completo la amarga flor;
sumergiéndose en el estanque nuevamente
para hacer surgir de ella la flor del amor.
Haciéndose que se seque el torrente,
de la rápida corriente que me arrastró;
haciendo que solo pase por mi mente
las ganas de sentir el dulce de ese amor.
He superado toda forma de existencia,
que no fue demasiado lejos para buscar;
encontrar liberarme del completo deseo
que con sabiduría sabe que todo es irreal.
Que no tiene contra mí la probabilidad
cuyas raíces malas han sido arrancadas;
para que retornar a la misma orilla
dónde solo abunda las flores amargas.
Para quien no existe ninguna causa,
ni ataduras que provenga de lo terrenal;
yo soy luz, soy amor y no dependo
de nada que no sea de mi conformidad.
Para encadenarme a toda esa existencia,
prefiero estar libre de todo rencores;
mudar como la serpiente su piel de vieja
y ver dentro de mí el aura de colores.